Todos los ríos del mundo constituyen un importante tesoro que se debe cuidar, pues de su existencia y calidad depende la vida de muchos animales y plantas y por supuesto de nosotros mismos.
Las civilizaciones se han erigido siempre entorno a los grandes ríos, Mérida es una muestra clara de ello. Con el paso del tiempo, el intenso ritmo de desarrollo de las grandes ciudades, el aumento de la demanda del agua, las obras de acondicionamiento de cauces y la edificación y los cultivos llevados hasta la orilla han hecho que nuestros ecosistemas fluviales sean uno de los medios naturales más afectados.
La inquietud existente acerca del estado de nuestros ríos hace que, desde el año 2007, España se sume al proyecto educativo internacional «Día Mundial del Control de la Calidad del Agua», proyecto que nace para fomentar la concienciación pública para la protección de los recursos hídricos y con el que nuestro centro ha colaborado analizando el agua del río Guadiana a su paso por Mérida.
Alumnos de Biología y Geología de 4ºESO y 1ºBachillerato y 1º ESO A han realizando a lo largo de los últimos días diversos análisis físico-químicos y biológicos de las aguas del río. Los resultados obtenidos serán publicados junto con otros análisis realizados por distintas organizaciones en un informe mundial publicado por la [[WEF]] y en el informe que podremos ver publicado por ADECAGUA en su propia página web el año que viene (enlace: http://www.dmcca.es/).
Aquí tenéis algunas fotos del análsis de agua in situ.
La Revista de este año ya está lista y nos ha quedado muy bien. Es un bonito reflejo de quiénes somos y un hermoso proyecto hecho en común . Mira, lee, conoce, infórmate, diviértete y …emociónate con nuestras palabras y experiencias .
Un año más los alumnos de 4º de ESO de nuestro instituto hemos realizado el viaje de fin de etapa. Esta vez, y como viene siendo casi tradicional en el centro , hemos ido a Tenerife y acompañados por los profesores Carmen Fernández y Paco Pecero.
Los días en los que disfrutamos de un excelente tiempo y de unas visitas magníficas fueron del 24 al 28 de abril, ambos inclusive.
Salimos desde el instituto y tomamos el avión en el aeropuerto de Sevilla. Y tras dos horas: ¡Tenerife! Para algunos era la primera vez que montábamos en avión y la experiencia -aparte de llevarnos piel de nuestros compañeros bajo nuestras uñas- fue emocionante.
Ya en Tenerife nos llevaron al hotel, situado en Puerto de la Cruz, una de las localidades más importantes de la isla y la que concentra más turismo de todas las Canarias. Lo primero fue cenar y descansar, para al día siguiente comenzar nuestra ruta hacia el Teide.
No mentimos -y ahí están las fotos- cuando afirmamos que el día acompañó tanto a la hora de visitar el Parque Natural de las Cañadas del Teide por la mañana, como cuando nos dimos un chapuzón -para algunos obligados y literalmente arrastrados- en las negras playas del Puerto de la Cruz por la tarde. La noche fue «monstruosa»: un desconocido un tanto pintoresco nos perseguía por las calles mientras paseábamos tranquilamente. ¡Menos mal que la policía estaba en su sitio y el incidente no pasó a mayores!
Al día siguiente tuvieron que aguantar nuestro humor y nuestros kilos los camellos de El Tanque, no sin intentar algún lametón por su parte. Hasta que llegamos a Icod de los Vinos y posteriormente a Garachico. En Icod nos asombramos de cómo una hierba puede llegar a crecer aún más que un árbol: el Drago Milenario Y en Garachico recorrimos sus calles y sus típicas piscinas naturales -en las que el agua remojó a algún despistado-. La tarde se nos fue entre compras y los baños en las exóticas piscinas de los Lagos Martiánez, donde todas y todos lucimos cuerpito y algún que otro michelín provocado por la edad.
Habiendo superado ya con creces el ecuador de nuestro viaje, el sábado lo dedicamos a visitar el mayor parque de reserva natural de España: el Loro Parque. Sólo a unos pocos metros del hotel nos aguardaba una sorpresa mayúscula en forma de delfines, orcas, pingüinos, leones marinos y, cómo no, loros. Los distintos espectáculos arrancaron nuestros aplausos y más de uno nos mojamos con las salpicaduras de tanto bicho jugando. La tarde fue, de nuevo, dedicada al relax (que para eso también vamos de excursión). Y por la noche…: no podíamos renunciar a una noche de discoteca, baile y música. Y así, y con todo, nos fuimos «a tomar por copas», que era como se llamaba el pub al que nuestros profesores nos llevaron y del que nos sacaron llegada una hora prudencial para dormir. Ejem… ¿dormir? ¡No!: esa última noche había que vivirla despiertos, y nos dedicamos a estar todos juntos «silenciosamente» en nuestras habitaciones sin movernos y dispuestos a madrugar la mañana del domingo.
¡Ay, el domingo! Ese fue el peor día: había que preparar maletas, intentar que cerraran, desalojar las habitaciones y dejarlo todo listo porque justo después de comer venían a por nosotros para tomar el avión y volver a Mérida, a nuestras casas. No queríamos. Deseábamos aferrarnos a esos días de diversión, convivencia, excursiones, playa, piscina, compras, aventura… Pero la realidad se impone. Y había que volver. Y estamos de vuelta. Y como balance nos quedan cinco de los mejores días de nuestra vida: risas, ilusiones, amigos, bromas, maneras distintas de despertarse (¡y de dormir!), confidencias, besos… Sólo podemos decir que volveremos.